Ella ya no es. Suspira continuamente, como si eso acortara la espera del quién-sabe-qué. Teme a las lenguas de fuego, al futuro, a la inseguridad de su corazón. Desea con sus pocas fuerzas que esa luz de esperanza que aún conserva no cese. Oscuridad y maldad es lo que niega, no cree ni ve. Prefiere soñar, aún sabiendo que no siempre la fantasía es mejor que la realidad. "Quizás sea otra triste historia con final veloz, pero duro", piensa.
"Solo espero estar equivocada... sólo eso".